Él no quiere verme.
Me sentía muy mal y no había logrado salir de la cama en toda la noche. No había dejado de llorar, pero la mañana siguiente, me levanté a desayunar. Mis hermanas, Emma y Vera, estaban en la cocina. Emma me miraba con preocupación, pero Vera no dejaba de mirarme con desprecio.
Nos sentamos a la mesa y traté de comer algo, aunque mi apetito era inexistente. Emma intentaba ser comprensiva, pero Vera no perdía ninguna oportunidad para atacarme.
— ¡Quiero volver a vivir con Alexis!— Ella no dejaba de gritar.
—Me duele la cabeza, Vera. — Respondí intentando tranquilizarla.
—Eres tú la que destruyó a nuestra familia, Alba. Gabriel se fue de la casa por tu culpa — Me acuso Vera, su tono lleno de resentimiento.
Sentí una punzada de culpa y dolor, pero sabía que tenía que enfrentar sus palabras.
—Sé que me equivoqué. Me dejé manipular por las personas equivocadas —dije, intentando mantener la calma—. Alex es inocente. Él no lastimó a mis papás. Yo ya me disculpé con él.
Vera soltó una ri