Edahi

¡Una locura!

Toda la reserva ha sido una locura desde que Iktan aceptó ser el alfa en esta manada. Y no, no lo culpo a él de lo que está sucediendo pero su actitud es tan similar a la de mi padre que quizás eso este influyendo negativamente.

Claro que han sucedido cosas buenas, como la llegada de Aura a la reserva, la presencia de Bárbara quien se convirtió en una gran amiga y por supuesto Elijah.

Cuando lo ví por primera vez, hubo algo en él que detuvo mi corazón un momento y luego lo puso a latir como loco. Mis ojos no podían dejar de verlo y mis labios se secaron con rapidez.

Ese aroma a naranja y pasto inundó mis sentidos, había algo ahí, una conexión tan fuerte, como si un hilo invisible me jalara hacia él sin poder evitarlo. Pero tal parece que él no sintió lo mismo puesto que me ignoró olímpicamente todo el tiempo que estuvo aquí.

Aunque...

—¿Qué se supone que estás haciendo, Edahi? –cuestiona mi madre con cara de enfado.

—El desayuno. –respondo como si fuese obvi