El nuevo jefe es mi exnovio
El nuevo jefe es mi exnovio
Por: IsavelaRobles
Capítulo 1

Todas las mañanas, cuando el reloj marca las ocho y media tomo el elevador que me lleva al piso veintiuno. Siempre quedo sola en el ascensor, soy la única que va a ese piso, pues es allí donde queda la oficina del CEO.

Llevo trabajando en la compañía Sanders por cinco años como secretaria, me siento afortunada porque hasta el momento mi jefa Margara me ha tratado bien. Como cualquier trabajo he tenido mis problemas, sobre todo porque la presión que se vive en una compañía tan grande es inmensa.

Por debajo del vidrio de mis lentes me froto el ojo izquierdo. No he podido dormir bien, con esto de la jubilación de mi jefa y las especulaciones del nuevo CEO no he podido dormir.

Las puertas del ascensor se abren y entro seguida de todo un grupo de personas que me arrastran hasta el fondo (el diario vivir).

Las puertas del ascensor están a punto de cerrarse, pero se escucha al fondo la voz de un hombre y no entiendo cómo permiten que entre, si ya no cabe un alma más. Afortunadamente en el segundo piso se bajan tres mujeres y así las personas se acomodan en el pequeño cubículo y me permiten respirar.

Hace calor, me echo aire con la mano izquierda y después acomodo mi largo cabello castaño detrás de mi espalda.

Las personas siguen bajando y ya nos encontramos los pocos que suben a los últimos niveles. Nos conocemos, con el pasar de los años hasta ya nos sabemos nuestros nombres.

—¿Ya te enteraste? —me pregunta Raúl, del área de marketing—. Hoy viene el nuevo jefe, aún no le conocemos la cara, pero ya pidió la renuncia de tres en el área de cartera. —Hago un gesto de impresión—. Venga, Evie, suéltalo ya, serás su secretaria, ¿cómo es que dices que no sabes absolutamente nada de él?

—No es que no lo sepa —explico—, es el sobrino de Margara, como ella no tuvo hijos, bueno, debe darle el mando a su sobrino. Hijo único de los Sanders. Único heredero. Ya sabes cómo funciona esto. No lo conozco en persona, pero ya antes he socializado con personas de esa familia y déjame decirte que la única amable es Margara, no conozco a ningún otro integrante que sea buena persona. Válgame, Dios, ¿cómo me pudieron quitar a tan buena jefa? —Suelto un suspiro de tristeza.

Raúl, que lleva un vaso de papel repleto de café, le da un largo trago y después niega ligeramente con la cabeza.

—Estos jovencitos de hoy en día, ¿cómo pueden entregarle la compañía Sanders a un aparecido que no tiene experiencia de nada? —suelta con amargura—. No ha llegado a la empresa, pero ya está despidiendo gente, lo peor es que son los más antiguos. Seguro y quiere renovar el personal con gente de su edad. —Me repara por el rabillo del ojo—. Bueno, tú te libras, eres bastante joven. 

—Pues aún no canto victoria —le digo mientras acomodo el gafete que cuelga de mi cuello—, tal vez y sea de esos jefes que prefieren secretarias rubias y sexys.  

Noto el hombre alto y rubio que permanece imperito delante nuestro. Somos los últimos tres que quedan en el ascensor.

Normalmente siempre somos Raúl y yo los que a estas primeras horas de las mañanas nos quedamos solos en el ascensor, él se baja dos pisos antes del mío.

—¿Y este quién será? —le susurro a Raúl.

Él toma otro largo trago de su café.

—Ni idea, seguro algún nuevo que se ha perdido —suelta una risita—. Dejemos que siga perdido, a ver a dónde terminará.

—Pues a este paso se bajará en el último piso —digo y barro de pies a cabeza al hombre frente a mí, es muy alto, con una espalda ancha y lleva puesto un traje oscuro a la medida, se ve costosísimo.

Las puertas del ascensor se abren y Raúl se dispone a salir.

—Ten buen día, guapa —se despide.

Antes de salir le echa una mirada rápida al hombre delante de mí, debe alzar un poco la mirada porque el desconocido lo sobrepasa en altura.

La duda comienza a invadirme, ¿realmente es un nuevo que se le ha olvidado a qué piso va? Avanzo un paso adelante para verle el rostro y disponerme a preguntarle a dónde va.

—Disculpa… —suelto, pero me detengo de golpe.

Es Adam Sanders.

La respiración se me congela. M****a, m****a, m****a…

Vuelvo la mirada al frente, pero siento que sus ojos están puestos en mí. Los segundos pasan muy… lentamente…

Siento una gota de sudor que resbala por mi frente. Mis sentimientos se revuelven, agolpándose en mi pecho, la nostalgia y la culpa hacen que mis pupilas se inunden de lágrimas.

Cabello rubio, ojos azules intensos, piel blanca y un tanto pálida… Qué recuerdos me trae, me llevan a esa tarde de lluvia.

El elevador de detiene, abre sus puertas en el último piso. Adam se dispone a salir y todos mis miedos se hacen realidad.

Da media vuelta cuando se encuentra afuera del ascensor y por primera vez en seis años nuestras miradas vuelven a cruzarse.

—¿No piensas salir, Evie? —pregunta.

Nuestros mundos giraban sumamente cerca en el universo, pero no hacían colisión. Por seis años ha sido así.

Ahora nuestros planetas se han chocado, creando un gran desastre a su paso.

Siento que tengo mi corazón en las manos, palpitando, agonizando. Lo he visto una vez más, lo que tanto añoré, por fin se ha dado.

Adam Sanders, el joven al que le rompí el corazón hace seis años cuando rechacé su propuesta de matrimonio, será mi nuevo jefe.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo