En cuanto terminé de contarle todo lo sucedido durante los últimos meses, mi primo se quedó en silencio. Me observó fijamente y se notaba que en su mente pasaban cientos de pensamientos a la misma vez.
-¿No vas a decir nada?- pregunté inquieto. Su falta de palabras nunca era un buen signo ya que no sucedía a menudo.
-Si, que estás jodido- soltó como si nada.
-Oh, gracias- bufé mientras me dejaba caer hacia atrás sobre la cama -Hubiera preferido que siguieras en silencio-
-Lo siento hermano, pero es que estás enamorado y nunca te ví así- se sinceró. Aunque en éste momento no me gustaba escuchar