El magnate, mi pecado
El magnate, mi pecado
Por: Isa92
1: Obligada a casarse

— Tienes que casarte lo antes posible, Madison 

— Papá, ¿Qué dijiste? —ella pensó que había escuchado mal.

El anciano dobló su periódico sin rumbo, sin levantar la mirada.

— Tienes que aceptar el compromiso en tres días y la boda en un mes.

La forma como su padre le dió la bienvenida hizo a la chica trastabillar, sintió como si le dejaran caer agua hervida. 

— Pero, ¿Cómo puedo casarme ahora mismo? Yo...

El anciano le interrumpió,y siguió con toda seriedad.

— Escucha Madison, no es una petición la que te estoy haciendo sino que es una orden, las cosas en la empresa no se encuentran bien y estamos a punto de quebrar.

No fue hasta que levantó la cabeza y vio a su padre mirarla con ojos serios durante un rato que se dio cuenta de que esto realmente podría pasar, que su padre podía encontrar a cualquier hombre que la obligara a casarse

— Pero papá, es imposible, ¿Estás loco? seguramente vas hacer conmigo lo que hiciste con Ana, no pienso seguir los mismos pasos de mi hermana mayor

Vino a su memoria una especie de déjá vú, y las lágrimas de Ana cuando supo del compromiso con su esposo adinerado. Sospechaba que su padre no quería a su hermana, y mucho menos a ella.

— Cállate, sé que necesitas algo de tiempo para conseguirlo, así que estoy aquí para avisarte con anticipación.

— ¿Si a los tres días de supuesta anticipación es suficiente para encontrar un esposo? Te lo digo oficialmente, no lo aceptaré

— Tu prometido no será ese pobre chico que desprecio, eres demasiado joven para saber lo que es un buen compañero de matrimonio. Escúchame Madison, yo te...

— ¿Entonces me vendiste? ¿Es así, papá?— la joven le interrumpió a su padre.

— El que se casará contigo será el hijo de mi socio. Es un hombre de negocios muy exitoso. Se llama...

—No me interesa ,Papa. ¿El significado de mi vida es que tú la vendas como un objeto por dinero? ¿No es suficiente que le hicieras algo así a la pobre de Ana. ¿Tienes que hacer lo mismo conmigo?

— ¡Cállate! ¡Niña ingrata! Me debes obedecer y agradecer por todas las comodidades que te he dado,

— ¿Agradecida? Papá, ¿Alguna vez has estado agradecido con mi madre? Ella nos dio a luz a mi hermana y a mí, luego murió, ¿Nos trataste mejor a nosotras después de eso? ¡La verdad es que en absoluto no lo hiciste!

El anciano se enfureció ante la atrevida contradicción de su hija y la fulminó con la mirada. Estaba claro que ofrecía las mejores condiciones y trabajaba día y noche para hacer por fin más grande la empresa.

Sin embargo, Madison lo ignoró y siguió:

—¡No te importa mi vida, mi amor, mis amigos, mis gustos! ¡Siempre estás ausente cuando más te necesito! Crees que el vacío se llena con dinero, viajes y lujos; ni siquiera me conoces por completo, lo único que tuve fue a Ana y con el tiempo hasta eso me quitaste. Prefiero estar tres metros bajo tierra antes que estar casada con un hombre que no amo y ni conozco.

El viejo no pudo aguantar más.

— Cállate, no te crié para que desobedecieras mis órdenes. Te guste o no, ¡En tres días debes estar comprometida!

Madison vio que su padre no quería cambiar de opinión en absoluto y que debía de haber hablado de malas maneras, así que suavizó el tono.

— Papá, entiendo que no debió ser fácil quedarse viudo y con dos niñas que aún necesitaban de su madre. Siempre te admiré por habernos sacado adelante con todos los retos que significaba educar a dos mujeres siendo un hombre, por favor te pido que no me obligues a casarme con un hombre al cual no amo y ni siquiera conozco. Escucha, a mí no me importa ser pobre, solo deseo ser feliz.

— Eso dices en este momento, la vida es dura Madison y cuando el hambre entre por la puerta ten por seguro que vas a desear hacerme caso. Lo que te dije fue un aviso, no voy a cambiar de parecer y punto final.

Toc, toc, toc. Un golpe en la puerta interrumpió el deseo de Madison de seguir discutiendo con su padre, ella iba a ir a abrir la puerta sin embargo fue detenida por el señor Benett. Varios hombres vestidos con trajes impecables se encontraban afuera.

— Vuelve a tu habitación, tengo asuntos importantes que discutir.

— Sr. Benett, debe empacar y entregar la casa por adelantado, hemos encontrado un comprador, ¡Todos los artículos de la casa deben empacarse dentro de los tres días!

[...]

La puerta se cerró muy fuerte, el señor Benett trataba de procesar todo lo que sucedía mientras su hija mayor, Ana, regresó a casa, lo veía con preocupación.

— Hola papá. ¿Has hablado con mi hermana? Quise venir ya que sabía muy bien que hoy le ibas a hablar del compromiso.

— Me fue mal hija — él se pasó las manos por su cabeza en tono de frustración — tu hermana me dijo que no se va a casar, que prefiere estar tres metros bajo tierra antes de hacerlo.

— Te dije que no era buena idea que hicieras eso pero no me quisiste hacer caso, bien sabes que tu rivalidad con Madison es demasiado grande y hay vas a tirarte de cabeza.

— Trata tú de hablar con ella, Madison te escucha y te quiere demasiado — él tomó las manos de su hija — por favor hazlo, todo esto es por su bienestar ya que no quiero que pase por ninguna escasez como la que pasé yo cuando estaba iniciando con mi fortuna.

— Papá, es cierto que Madison da una imagen de niña caprichosa pero no es así, si tan solo te dieras la oportunidad de conocerla lo sabrías bien.

El viejo Benett asintió en silencio sin abrir la boca.  La hija mayor entendió todo y veía como el hombre fuerte que había visto a lo largo de los años quedaba reducido a un pobre tipo completamente indefenso, le dolía ya que a pesar de sus constantes discusiones lo quería demasiado.

Por otra parte, Madison se fue de la presencia de su padre, al subir a su habitación miró los libros que estaban en el escritorio. Su papá vivía tan ensimismado en su trabajo que ni siquiera sabía que ella estaba estudiando en una buena universidad e incluso gozaba de una beca completa.

El señor Benett masajeó su cabeza y respiró profundamente, miró un retrato que colgaba en la chimenea de su casa, estaba una mujer con una niña de aproximadamente cinco años y a su lado se encontraba él.

— No tienes idea como te extraño querida, tú siempre tenías las palabras correctas en momentos como este. Me siento tan solo a pesar de estar con Madison, ella es demasiado rebelde aunque eso solo aplica para mí, quiere a su hermana mayor a pesar que habla de forma tan despectiva.

Suspiró pesadamente y tomó una tablet, ahí salían las ventas tan bajas que había tenido en los últimos meses, estaba claro que vender la casa, a pesar de ser insolvente, no era una buena opción en ese momento,así que canceló el trato...

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