La publicación de la grabación de Isabel Soler en La Verdad Oculta fue el clavo final en el ataúd político de Gabriel. El titular no dejó lugar a dudas: "Grabación Exclusiva: La Prometida de Alcántara lo Traiciona y Confirma Fraude de Millones". El informe adjunto detallaba cómo la pareja había conspirado para saquear fondos de caridad y transferirlos a cuentas personales. La indignación pública se desbordó en protestas en la capital y llamadas masivas a la oficina de Gabriel exigiendo su destitución.
El impacto fue instantáneo y catastrófico. El Comité Ético del Senado, con la prueba irrefutable de la conspiración, votó unánimemente para iniciar un proceso de destitución formal. Los pocos aliados que le quedaban a Gabriel, incluyendo a los dos jueces que su padre había investigado, se retiraron públicamente, temiendo que el escándalo los arrastrara.
Acorralado y sin el respaldo de Isabel, que ya había huido del país, Gabriel Alcántara convocó una última y patética rueda de prensa. Su