Capítulo 32
El hecho era que, por el motivo que fuera, todavía no había revelado mi secreto. Si siguiera su juego, tal vez él continuaría manteniéndolo oculto.

Presioné mi mano en su codo y lo acerqué más a la puerta, más lejos de Elva. No quería que ella supiera la verdad todavía. Tendríamos nuestra propia conversación con el tiempo, cuando ella tuviera edad suficiente para entender.

En voz baja, por si acaso, le confesé: “Elva no es mía”.

La sonrisa perfecta de Julián finalmente se resquebrajó. Sus ojos se abrieron durante unos segundos antes de recuperarse. “¿De verdad?”.

“Ella es la hija de mi hermana gemela”, dije. Los recuerdos ardieron en mi cerebro, dolorosos y calientes. “Vendí mi lobo para pagar la fianza de Elva”.

“¿La habían secuestrado por una fianza?”.

“Mi hermana le debía demasiado dinero a mucha gente. Se habían llevado a Elva como pago. Sólo me dieron unos días… hice lo que tenía que hacer”.

La sonrisa de Julián se atenuó ligeramente, pero eso hizo que su expr
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