Lorenzo Lombardi
Tenía casi 10 años que no veía la tonta de Lucía. Está diferente, su pelo luce más claro, está más delgada y voluptuosa y esos ojos que no dejan de brillar. Su voz no ha cambiado mucho, siempre fue madura.
-Ya debo irme, o llegaré tarde -dice pasando por mi lado.
-Cuídate mi niña -dice mi madre muy sonriente.
Ruedo los ojos y veo a mi hermano observarla embobado.
-Tiene lindo culo a pesar de ser una pobretona -dice y ni me tomo la molestia voltear a ver.
Mi madre lo regaña con la mirada y él ríe.
-Madre ya la empresa es mía, debo hacer unos ajustes y en menos de un mes todo va a funcionar como quiero -digo limpiando mi boca con la servilleta.
-Eso me parece perfecto, hijo -dice acariciando mi mano, sobre la mesa.
-¿Y que me toca hacer a mi? -pregunta mi hermano tomando del