Tragué saliva y la abracé, intentando contener las lágrimas. ¿Qué coño le estaban haciendo a ese niño? No era justo. Necesitaba salir de aquella habitación, ver mundo, relacionarse con otros niños. Y volver a ver a su padre, si es que seguía vivo.
- ¿Cuánto querías a tu padre? - le pregunté.
- Siena quería a papá y a mamá. - Sonrió, repitiendo.
- Siena quería a Gato, a Lucca, a la abuela... Y a Aimê. - Lo intenté.
- Siena, ¡el amor de mamá y papá! - Objetó ella, cruzándose de brazos y entrecerrando los ojos con fastidio.
- Amor mío, te prometo que intentaré ayudarte, aunque sea lo último que haga en País del Mar.
- ¿Volverás, Aimê?
- I... Realmente espero que sí. Y si puede ser pronto, ¡aún mejor! - Sonreí, mordiéndome el labio nerviosamente después - Pero espero que cuando lo hagas, no estés más en esta habitación... Que tengas tu libertad.
- ¡Me gusta la habitación rosa! - Tú lo has mencionado.
- Es que el mundo exterior es colorido.
- ¡No me gusta! No sin mamá y papá.
Que Dios me d