Benjamín corrió tras Antonella y, aunque ella escuchó su llamado, lo ignoró por décima vez, subiendo al Chevette y partiendo a toda velocidad.

Benjamín se quedó parado en medio de la calle, mirando cómo el auto se alejaba cada vez más mientras intentaba recuperar el aliento. Hacía mucho tiempo que no corría tras una mujer. Hacía mucho tiempo que una mujer no huía de él, como Antonella lo había estado haciendo.

Frustrado por no alcanzarla, subió a su Mercedes y condujo para intentar darle alcance. No había señales de Antonella ni del viejo coche de Dominique en las calles de la ciudad. Cambió de ruta, dirigiéndose a la dirección que Dominique había dado como su residencia en la empresa.

Cuando estacionó el coche, se sorprendió por lo que vio: el lugar parecía estar abandonado. La maleza rode