Harry Chrysler.
Estoy realmente molesto por lo que está pasando. Alicia se pasó de la raya metiéndose en mi vida, y ahora me siento débil por haber permitido que eso sucediera. Y aquí estoy, enfrentándome a Violetta, quien no para de llorar y reprocharme por lo que hice. No puedo soportar su presencia en este momento, es como si su tristeza y enojo me atravesaran.
— ¿Por qué tuviste que meterte con mi mejor amiga, Harry? De todas las mujeres en el mundo, ¿por qué ella?— Me reclama Violetta, convertida en un mar de lágrimas.
— Bueno, Violetta, simplemente estaba buena.— Le respondí con simpleza.
— ¡Eres un cínico!— Espeta Violetta.
— No seas ingenua, Violetta. Tú sabías perfectamente que nuestro matrimonio es un arreglo. Yo nunca te juré amor.— Expliqué.
— Pensé que podrías enamorarte de mí, Harry. Yo te amo.— Confiesa con tristeza.
— Pero yo a ti no, y jamás lo haré. Si quieres poner fin a este matrimonio, hagámoslo.— Propuse con frialdad.
— ¡Todo es culpa de Alicia! Por su culpa me