Liah entra al edificio del consejo, sorprendiéndolos, pues están llevando a cabo una reunión en contra de los híbridos. Intentan disimular frente al zolleb, pero su postura defensiva es evidente a leguas.
—¿Todo bien por acá? —inquiere Liah mientras los observa a todos con una mirada inquisitiva.
El líder hace una pequeña reverencia, seguido por los demás.
—Más o menos, Liah —responde él, un poco nervioso—. ¿Qué te trae por acá?
—Seré directo y sin rodeos: quiero llegar a un acuerdo con respecto al asunto de los híbridos —declara con firmeza, sin quitarles la mirada de encima—. Sé que yo provoqué este caos al pedir que no enviaran a mi hija al continente humano, pero tuve razón. Ella ya no pertenecía allí.
» Llegamos a un acuerdo que ustedes rompieron, pues era evidente que mi hija y mi yerno se iban a reproducir. Entiendo sus preocupaciones acerca de la pureza de su raza, y créanme que estoy de acuerdo con ello. Después de todo, soy el encargado de mantener la armonía en la naturalez