El dolor desapareció y las voces también, no había un solo ruido a mi alrededor. Poco a poco comencé a mover las pestañas y al abrir mis ojos miré que Jesse se encontraba sosteniendo mi mano mientras dormía profundamente.
— Jesse — toqué sus manos ý lo sacudí — cariño, despierta; dime cómo está nuestra hija, necesito saber de ella.
Después de insistirle mucho a Jesse fue que se despertó, él se miraba aturdido pero luego que terminó de despabilarse fue que me miró con una gran sorpresa.
— Cariño, estás despierta — él acarició mi cabeza — me siento feliz por ti, la bebé se encuentra bien así que no te tienes que preocupar. Si deseas ir a verla solo tienes que decirlo.
Le pedí que lo hiciera y me llevó cargada hasta los cuneros, no fue necesario que me dijera cuál de esos bebés era mi hija ya que pude saberlo al instante.
— Es ella — la señalé y Jesse me miró sorprendido — mi corazón me lo dijo en el momento que la miré, es preciosa.
— No es ella, es la otra — él señaló el cunero siguie