Anais Abrí la puerta de aquella casa, esa con la siempre había soñado junto a Dorian, no podía creer que el hubiera hecho a pesar de no estar juntos. El siempre me tuvo presente y yo también pero me engañaba diciendo que no era así. Jamás pude olvidar nada de él, al entrar a la casa observé cada pequeño detalle, no para juzgar si algo faltaba, sino para admirar no importaba si no era exactamente como dijimos lo importante es que el la había hecho pensando en los dos, me bastaba con tener ese bello jardín que estaba afuera. Me giré a verlo, mis ojos llorosos, me sentía muy feliz, el me estaba haciendo muy feliz. —No llores nena —me pidió. —Lo siento es que esto es demasiado —dije limpiando algunas de mis lagrimas que decidieron salir. —Es lo que mereces —dijo con su mirada fija en mí, acarició mi mejilla. —A veces siento que ni te merezco Dorian, mira lo que has hecho por mi, no se cuanto sea el valor de esta propiedad pero lo más valioso para mi es que tu lo hicieras p
Meredith ...Respira Meredith… Mi corazón latía acelerado, podía escuchar mis latidos en el silencio de esa noche, mi respiración se volvió irregular ahí entre las sombras el permanecía sentado, juro que a pesar del susto que me dio ahorita mismo podría tomarme una foto, tenía una de sus manos en su barbilla, su pose relajada pero su expresión dura, sus ojos brillaban en la oscuridad. —¿Qué es lo que pretendes, Meredith? —su voz grave me hizo estremeces. —¿Qué pretendes tu al espantarme de esta manera? ¿Quieres matarme? Porque déjame decirte que casi lo logras —miento pues si sentí un poco de temor al verlo pero en cuanto lo reconocí todo eso se esfumó menos el latir fuerte de mi corazón. —No te he asustado en lo más mínimo, lo veo en tus ojos… —Ahora resulta que me conoces, dime… ¿que otra cosa ves en mis ojos en este momento?— pregunté —Por cierto… ¿Cómo entraste? Alguien podrá verte… —Responde lo que te pregunte —exigió. —A ver, ya te he dicho que me hables bonito porque
Meredith ...Tomé mi sábana y me cubrí aun más, la luz del sol pegaba directo a mi rostro ¿Quién carajos dejo mi ventana abierta? No quiero levantarme aun, hice mucho ejercicio anoche. Dios, me duele el cuerpo… pero eso no quita lo placentero que fue… no se si la noche fue larga o corta pues yo solo quería más y más de Ryker, y el… bueno… el también quiso más. Creo que la noche fue corta, quisiera haberlo tenido mucho más tiempo a mi lado, pero mi cama estaba vacía el se había ido y tampoco es que esperaba que se quedara aquí, si mi madre lo hubiera visto hubiera puesto el grito en el cielo ¿eso sería bueno? Si se mudara al cielo tal vez, pero creo que eso sería muy bueno para ella. Por Dios Mer que cosas piensas —me reprendí, sea como esa es mi madre y no debo de tener esos pensamientos. Te encontraré Ryker… no debiste irte sin despedirte. Quite la sábana de mi cabeza, sentía mi vejiga llena debo ir al baño, me senté sobre la cama lista para bajarme e ir al baño y al levantarme
Dorian ..Había vuelto a mi rutina del trabajo con la diferencia de que tenia a Anais a mi lado, procuraba terminar lo más pronto posible con mi trabajo y poder ir a casa para verla, la extrañaba durante todo el día. ¿Me esperaba esta noticia del embarazo? Si, claro que lo esperaba, no me he cuidado, ella supongo que si lo hacía, pero me tomé la tarea muy enserió y ahora estamos a la espera de nuestro primer hijo, me tiene muy emocionado. Cada hora, cada día, cada año ha valido la pena, mi hijo tendrá todo, yo tengo a la mujer que amo, mi nena bella, seré el mejor hombre para ellos. —Imagina que saque tus ojos, me volveré loco —susurro, nos encontramos acostados, su cabeza reposa sobre mi brazo, con mi mano libre acarició su vientre plano. —¿Y si tiene los tuyos? —inquirió. —También me volveré loco, el o ella hará que yo cumpla cada uno de sus deseos —ella soltó una risita. —Dori… así no deben ser las cosas, si esta bien que los consientas algunas veces pero no siempre… —No cr
Rocio —Relájate solo estamos hablando —dijo su madre con su mirada fija en el. —Ponte de pie, nos vamos ahora mismo —me ordenó el, no sabía las razones pero me sentía muy confundida, era invadida por emociones desconocidas para mi. Xavier miraba a su madre como un león a punto de atacar si la situación lo requiere, al parecer desconozco algo sucedido entre ellos, hice lo que me pidió y tomó mi mano con firmeza, se coloco frente a mí aun sosteniendo mi mano, no pude apartar mi mirada de el —Si la vuelves a buscar pondré una denuncia en tu contra, aléjate de ellos y aléjate de mi, no me interesa estar cerca de ti. —Soy tu madre Xavier, no me puedes pedir eso, lo hago por tu bien, no me hables así en público —pidió ella. —Ya no estoy bajo tu dominio, yo decido lo que es mejor para mi, estas advertida —se giró hacia mi, me miró con preocupación —Vamos —dijo y me llevó con el a la salida. Me ayudó a subir al auto de mi boca no salía palabra alguna, por primera vez en mi vida sentía que
Si crees que amarte es un pecado entonces yo abrazare mi condena con una sonrisa. No temeré a las llamas del infierno, cada chispa ardiente de ese fuego sobre mi piel será un recordatorio de lo mucho que te adoro. Preferiré mil veces arder en el fuego eterno, vivir en ese lago de fuego para siempre será un placer, cada agonía, cada quemadura valdrá la pena si me dejas amarte como quiero. Mi amor por ti es tan profundo y feroz que ni el infierno podrá apagarlo. Ven decide vivir este amor junto a mi, toma mi mano yo recibiré cada quemadura por ti, permiteme amarte como mereces. Que los demonios me esperen, por que mi amor por ti es un fuego que arde, mucho más que cualquier infierno. Mi amor solo tu podrías apagar este fuego. Déjame adorarte toda una vida... *********************************************** Capítulo 1 —Lo amo Caminar por este jardín era como ir a pasear en un parque, admiraba la belleza de cada flor. Sonreí observando el cielo que este día lucia hermoso, su colo
Capítulo 2 —Viaje Anais Un año ha pasado desde nuestra boda, todo va bien entre nosotros, al menos eso es lo que yo creo, ya que a veces tenemos pequeños desacuerdos. Xavier y yo decidimos vivir en una pequeña casa, nos mudamos hace algunos meses ya que ahorramos el dinero necesario para poder comprarla. La familia de Xavier es muy adinerada pero no quise que el comprara nuestra casa, no estoy con el por su dinero y no es eso lo que quiero aparentar, se que su madre no me quiere por que piensa que yo estoy con el por su dinero. Los padres de Xavier tienen un empresa aquí en Estados Unidos y una en Francia. Su padre se hace cargo de la de Francia y Xavier de la que está aquí. Desde que salí de la universidad trabajo en una tienda de ropa. Xavier me ha ofrecido trabajo en su empresa pero no he aceptado, no quiero ver a mi suegra reclamar que yo esté metida en su empresa. Este día me toco cenar a mi sola. Xavier dijo que tenía una reunión y vendría muy tarde y mi hermana
Anais A la mañana siguiente, desperté un poco cansada y me dirigí a la cocina, mi hermana ya se encontraba ahí. Xavier había salido muy temprano ya que dijo que tendría una reunión. —¿Hoy no trabajas? —preguntó ella. —No, tengo que ir a mi chequeo de rutina —tome una taza y me serví un poco de café —Despertaste muy temprano —mencione pues ya había preparado café y estaba terminando de desayunar. —Si, sentí un poco de hambre y bueno… decidí prepararme algo. —¿Cómo te va en la universidad? —pregunté. —Bien, no puedo decir que soy la mejor pero me esfuerzo —se levanto y llevo sus platos a lavar, me hice unas tostadas. —Me alegra mucho escuchar eso, lo importante es que te esfuerzas mucho —ella sonrió. —Gracias, creo que no vendré a dormir, Moni y yo debemos entregar un proyecto muy pronto y me quedaré a dormir con ella —note que no me dirigió la mirada. —¿Segura es eso? Te noto un poco extraña ¿acaso estas saliendo con alguien? Recuerda que… —¿Qué? Lo que mi mad