Dante miraba a Carlotta como si fuera una belleza única, la sonreía, ella sólo correspondía con sonrisa vergonzosa. Ella admitía que el ruso era guapo y tenía una sonrisa muy bonita. Pero como Giovanni no había otro, para ella solo existía un hombre y se llamaba «Giovanni Ricci» aunque él rompiera su promesa, el corazón de Carlotta le pertenencia a Giovanni.
—Soy nuevo en Italia y me gustaría que fuéramos amigos. —habló él con una sonrisa malévola.
—Claro, no hay ningún problema. — respondió ella con voz dudosa. —Pero estoy embarazada.
—No hay ningún problema, solo seremos amigos. — ella asintió complacida.
—Bueno, pues me iré a cenar. —cambió de tema.
—Adelante y buen provecho. — estrechó su mano para despedirse.
—¡Gracias! — correspondió a la despedida.
Dante se alejaba hacía su auto y Carlotta hacía el restaurante.
—¡Carlotta! — la llamó, ella se giró y Dante se acercó a ella. —¿Me darías tu número?
Ella no sabía que hacer, no se conocían para darle su número.
—No te cono