Laura llegó a la casa dispuesta a olvidar el mal momento que pasó ese día. Barbara era una mujer sin escrúpulos , eso le quedaba claro. Se sentía enojada y frustrada ante la forma en que la trató Martin. Un día parece odiarla con todo su ser y otro día deja tirada a su novia por llevarla a recibir atención médica. No sabía porque actuaba así pero lo que si.twnia claro era que no le iba a permitir desordenar su vida ahora que demasiadas complicaciones tenía. Abrió la puerta y ahí estaba su casi dormido en el regazo de Elena su madre. Al oír la puerta abrirse, despertó y emocionado al verla, corrió hasta ella. Después de decirles que lo de su mano era solo un accidente laboral y sentarse en el sillón, y después de hablar un poco con su madre, exhausta le dedicó un poco de tiempo a su pequeño. —¿ Cómo te fue hoy , mi amor?—Bien, mami. ¡Ya tengo amigos en la escuela!Laura lo abrazó celebrando la felicidad de su pequeño y rápidamente olvidó los inconvenientes de ese mal día. Desde
Laura estaba a punto de dormirse cuando recibió una llamada de Martín que la sobresaltó. Al principio, temió escuchar alguna impertinencia y por eso, dudó en contestar, pero se sorprendió cuando le pidió que lo acompañara a una cita al día siguiente, solo ellos dos, para hablar de algo importante. Después de colgar, dudó sobre qué decisión tomar, pero finalmente aceptó. La idea de tener una conversación a solas con él la intrigaba, y el sueño se desvaneció mientras imaginaba las posibles sorpresas que podría traer esa cita.Al día siguiente, se presentó a trabajar en la tienda, a pesar de que su jefa le había ofrecido días de reposo por el problema en su mano. No podía permitirse faltar debido a los gastos constantes por la enfermedad de su madre. Al regresar a casa, le pidió a Leticia que se quedara un par de horas más con su madre y Lucas, sintiéndose algo avergonzada. No le mencionó que tenía una cita con Martín. Leticia no pudo negarse, así que , Laura, se preparó para encontrar
Después de que Laura se marchara, Martín sintió como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. Sin embargo, en su interior, una rabia contenida burbujeaba, amenazando con desbordarse. Se dirigió a su oficina, cerrando la puerta tras de sí con un golpe suave, y se sirvió un trago de whisky. El sabor fuerte y ahumado lo reconfortó, y poco a poco, una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. La cercanía de Laura lo hacía sentirse feliz, pero la sombra de su pasado rápidamente frustraba cualquier atisbo de alegría que pudiera sentir. Justo en ese momento, Belinda entró sin tocar la puerta, con una mirada inquisitiva en su rostro. Había notado el cambio en él, y su curiosidad era palpable.—Veo que ya olvidaste todo lo que esa mujer te hizo —dijo, cruzando los brazos.— ¿ Ya olvidaste cómo te hizo sufrir? Ahora pareces un tonto, detrás de sus faldas—Martín se giró hacia ella, su expresión cambiando de una sonrisa a una mirada decidida. Pero en el fondo, una parte de él aún se debat
Después de reflexionar detenidamente, Laura se vio obligada a tragarse su orgullo y aceptar la oferta de trabajar para Martín. No podía negar los deseos que latían en su corazón: anhelaba seguir desarrollándose en la industria del modelaje y, al mismo tiempo, acercarse más a él, solo para demostrarle que podía estar bien sin su ayuda. Aunque en el fondo no quería reconocer que tenerlo cerca la emocionaba. Se consolaba internamente con esa idea, recordando las veces en que habían compartido momentos especiales, aunque su relación estuviera marcada por la tensión y el resentimiento.Sin embargo, Martín rápidamente volvió a ser tan cruel como siempre.—¿Me mandaste a llamar, Martín? —preguntó Laura, al entrar en su oficina, notando cómo su mirada la recorría de arriba abajo, evaluando cada detalle de su apariencia.—No me gusta que me tutees. ¿Entiendes? Soy tu jefe —respondió con arrogancia, como si disfrutara del poder que tenía sobre ella. Luego, una sonrisa burlona se dibujó en su
Canadá. Cuando bajaron del avión, Lucas miró a su madre con ojos curiosos. —¿Han venido los abuelos a buscarnos, mami? —preguntó, buscando a su alrededor. —No, cariño. Pero nos esperan en casa. Pronto llegamos —le respondió, tratando de contagiarle su entusiasmo. Él asintió con gesto feliz y caminaron hacia donde estaban los taxistas. Una vez en el auto, los recuerdos felices y no tanto que había vivido allí, en Canadá años atrás, comenzaban a bombardear su cabeza. Pero, respiró profundo e intentó disfrutar el momento como lo hacía su hijo. Sonrió al ver su carita colorada y animada mientras observaba el paisaje que pasaba rápidamente. A mitad del camino, durante la parada del taxi para repostar, Laura llevó a Lucas a pasear por la tienda. Sin embargo, cuando echó un vistazo casual por la ventana, vio a una mujer hermosa bajar de un Rolls-Royce Phantom negro. Martin le había prometido que, cuando superaran los tiempos difíciles, le compraría un coche así. Laura sonrió co
Antes de marcharse, Martín la miró de nuevo.—En fin, haré una fiesta en tres días. Estaré con mi prometida —dijo, sonriendo de manera forzada—. Puedes ir, lleva a tu amante si es deseas—Después de mencionar el lugar y la hora del evento, encendió el motor del auto y se marchó. Laura ni siquiera tuvo tiempo de negarse. Él no esperó su respuesta, como si diera por sentado que ella asistiría. Mirando a su madre con desconcierto, aceleró el paso y subió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Se dejó caer en la cama, mientras su mente la transportaba a un pasado que había intentado olvidar, pero que aún la hería con fuerza. " No tuve otra opción, Martin " susurró mientras apretaba con fuerza sus labios temblorosos y una lágrima enjugaba sus mejillas. Laura comenzó a recordar aquellos años junto a Martin ... Eran los años en donde las empresas de Martin atravesaban una enorme crisis financiera y en los cuales su propia carrera como modelo estaba en ascenso ya que un ceo ital
Laura decidió no darle importancia a la invitación de Martín. Para ella, asistir era una estupidez; no encontraba motivo suficiente para hacerlo. Él había comenzado una nueva vida, y ella no tenía necesidad de interferir en la suya. Así que se quitó la idea descabellada de la cabeza y se ocupó de otros asuntos importantes para iniciar su nueva vida en Canadá. Al día siguiente, decidió visitar a Leticia, su amiga de toda la vida, a quien no había visto en mucho tiempo. Apenas se enteró de que Laura había regresado, le hizo una llamada y quedaron en encontrarse personalmente para recordar viejos tiempos. Leticia era la única que conocía la verdad sobre la partida de Laura, el secreto que había guardado celosamente. Cuando se fue, le pidió que no le dijera nada a Martín. Tal vez, como decía su madre, su existencia no le traía ningún beneficio. Si realmente lo amaba, debía dejarlo libre, permitiéndole vivir la exitosa vida que merecía. No podía ofrecerle el apoyo financiero que necesit
Al día siguiente, Laura ya estaba lista para asistir a la fiesta. Frederick y ella llegaron al salón tomados del brazo; para todos, él era su esposo y, por alguna razón, quería mantener las apariencias. Al entrar a la recepción, Laura comenzó a sentirse muy nerviosa. Buscó con la mirada a Martín. Fingía admirar la decoración, pero en realidad intentaba encontrarlo. Notó cómo muchos se quedaban observándola, atraídos por el encanto que le confería su fabuloso vestido. El vestido, un diseño ajustado, atraía miradas por el modo en que resaltaba sus curvas. Fue elegido entre Leti y Frederick, y ahora comenzaba a pensar que tal vez Martín pensaría que se había esmerado demasiado para lucir hermosa para él. Se sentiría muy patética si eso sucedía. Sus manos comenzaron a temblar y trató de retomar el aliento haciendo tres respiraciones profundas. Empezaba a cuestionar el haber asistido. No sabía qué hacía allí, qué buscaba. Mordió sus labios con un ligero temblor al mirar a Frederick, qui