La pulsera de emergencia.
Bárbara respiró hondo, apretando su puño con fuerza mientras una oleada de frustración la invadía. Se marchó, dejando a Belinda con una sonrisa divertida. La satisfacción de ver a Bárbara desbordada era un bálsamo para su ego. Sabía que era cuestión de tiempo antes de que su rival actuara, y Belinda estaba dispuesta a esperar pacientemente para hacer su jugada magistral.
Mientras conducía, Bárbara contuvo las lágrimas con todas sus fuerzas. Desde hacía tiempo, había buscado formas de acercarse a Martín, intentando recuperar la relación especial que creía que aún existía entre ellos. Si tenía suerte, lo enredaría hasta lograr que le propusiera matrimonio. Pero en esos días, su única concentración estaba en Laura y en cómo socavar la relación que parecía estar forjando con Martín.
Días después.
La sala de reuniones estaba impregnada de una tensión palpable. Laura, Belinda y Martín discutían el plan de desarrollo de la agencia de modelos. Martín asintió con frecuencia a las ideas de Laur