Luego de que Raquel se enterara de la noticia sobre mi salud, hizo un escándalo, lloro a mares y me maldijo en diferentes idiomas, luego me abrazo y beso diciendo que estaría conmigo hasta el fin de mis dias y que cuidaría a Marcelt como su propio hijo empezó a tomar sin medida
—Deja de hacerlo, no eres buena bebiendo
—Lo sé, pero hoy quiero tomar hasta el alcohol de las destiladoras
—Tranquila, para eso nacemos ¿no? Ademas te vas a quedar con todo y con mi hijo tambien
—No quiero tu dinero, te quiero a ti ¡no me dejes Ana!
—No quiero hacerlo, pero el de abajo ya me está llamando, debemos arreglar cuentas
—Aun en estos momentos no puedes ponerte seria, es tu salud idiota
—De nada vale enojarse, asi que no te sigas envenenando y mejor vamos voy a que descanses
Sin querer la manga de mi blusa se alzó y ella pudo ver los moretones que dejan las diálisis, ahora su cara era de horror
—¿Qué es esto Ana?
—Las huellas de mi tormento diario, ya no quiero esto Raquel, quiero descansar, puedes