Cash y Julianne disfrutaron con locura las horas siguientes, besándose, haciendo el amor, durmiendo, incluso le dieron una última probada a la vida exterior y sí desayunaron con sus nuevos amigos. La pareja disfrutó de un masaje más y se divirtieron juntos en la clase de yoga que convirtieron en una competencia entre los otros participantes. La meditación la tomó Julianne sola, porque Carrick tenía unos asuntos urgentes de los que deseaba hablar poco, pero, la mujer disfrutó de ello, del momento de paz dentro de ella misma, del saber que estaba lista para compartir su vida romántica con alguien más. De haber disfrutado de una parte de su vida que ahora se sentía natural.