Helena se abalanzó sobre el inodoro, pero nada Salió de su estómago vacío, los nervios y el estrés ni siquiera la dejaban poder vomitar para terminar con el malestar que la aquejaba, se levantó resignada y cabizbaja, salió del cubículo sin mirar hacia adelante, chocando con alguien que justo entraba al baño al mismo tiempo en que ella intentaba salir.
-Lo siento…
La pelirroja levantó el rostro dando un saltito hacia atrás por la sorpresa de encontrarse a un hombre en el baño de mujeres.
-¿Qué hace usted aquí?, es el baño de damas- exclamó Helena sonrojada, como si fuera un vestuario y ella estuviera en paños menores.
-¿Segura?- el hombre hizo un gesto con su cabeza hacia algo que estaba detrás de la secretaria presidencial, ella se volteó buscando qué estaba viendo el hombre desconocido de la voz familiar y vio que contra la pared había varias letrinas, su rostro se puso rojo instantáneamente de la vergüenza.
-¡Lo siento!- gritó avergonzada
El hombre rió divertido y Helena le pre