Emily

Phillip hace un gesto para que me siente frente a él en su despacho. No sé de qué tanto han hablado los hombres en estos minutos, porque me habían mantenido distraída en otra parte de la casa, para poder hablar sin mí.

Claro que eso me molesta. Parece que Phillip parece disfrutar de eso porque sigue sonriendo.

—Tranquila, no le he dicho nada malo a Ethan. Además, ese chico está completamente enamorado de ti. ¿Crees que unas cuantas palabras mías podrán hacerlo cambiar de opinión? — dice con diversión y con ese tono paternal que ya no me molesta tanto.

—Entonces, ¿de qué hablaron? — le pregunto con incomodidad.

—La empresa será tuya…— levanta su mano en un claro gesto para mantenerme callada. —Escucha, Emily, sé que lo amas y que nada puede interponerse en su camino. Pero eso es lo que tú crees. Ethan ya te ha contado algo de nuestro mundo, tú lo has vivido— dice con tristeza.

Lo ve respirar profundo.

—Tienes que prepararte para ser parte de este mundo, tienes que aprender a prot