31. La llegada.
Después de varios meses de receso con Clara en aquella hermosa y majestuosidad cabaña alejada del ruido y la agonía de la ciudad, era hora de partir.
- Promete que nos visitaras. -Dije mientras abrazaba a aquel rubio de ojos verdes que se volvió parte de la convivencia en aquella cabaña. -. Créeme que serás más que bienvenido.
- Lo prometo, deseo ver a ese bebe cuando salga de la barriga. - Respondió Kevin, tocando mi panza.
- Sí es que sale, creo que he aumentado mil kilos contigo y tus comidas. - Reímos. - Te voy a extrañar.
Clara subiendo las maletas al coche que nos llevaría al aeropuerto, nos observaba con una gran sonrisa.
- Parece que estabas saliendo con ella y no conmigo. - Decía Clara en voz alta y con una sonrisa en su rostro-. Ven a ayudarme.
Kevin se despidió finalmente y se dispuso a ayudar a su amante de verano en la ardua labor de guardar las maletas en el coche y luego la abrazo con fuerza y se fundieron en un beso. Subimos al coche y nos despedimos de