25. Amanecer.
Esa noche caminamos sin parar por las calles de la ciudad, íbamos de un punto a otro hablando de nuestros proyectos, nuestros futuros, de nuestras vidas. Karl, de un momento a otro se convirtió en otra persona diferente al conquistador, arrogante y galán superficial que conocí. Era un hombre real, con mucha sencillez y simpatía.
- Eres una fiera de los negocios, te gusta eso, ¿verdad? - Pregunté mientras paramos a comprar un bebida helada.
- Tengo qué, soy consciente de dónde vengo, y ser hijo unico no me da muchas opciones. Aunque al principio no quería hacerlo, prefería a las mujeres, las fiestas, el libertinaje... sabía que tarde o temprano, debía enfrentarlo... Así que me volví bueno en lo que hacía mi padre y sin quererlo lo mejoré, ahora somos una empresa mucho más grande y bueno, ya sabes el resto.
- Se nota la pasión en lo que haces, eso lo admiré mucho en tí, en las reuniones eras muy apasionado.
Karl sonríe orgulloso.
- Imagínate esa pasión con mi pareja. - Ríe