Fue una corriente de aire lo que causó la turbulencia y la caída.
Todo volvió a la normalidad después de unos minutos.
Debido a la diferencia horaria, aún era de día cuando llegaron a Estado M.
Ya había contactado a Simón Fernández antes de ir, así que cuando salieron del avión y llegaron a la salida, vieron a Simón esperándolas no muy lejos.
Gabriela, a espaldas de Estela, le había contado todo a Simón.
Su expresión era seria cuando las vio.
Pretendía no saber nada.
Principalmente porque no quería presionar a Estela.
Sonrió: —Han vuelto.
—Papá —Estela también intentó actuar normal frente a Simón.
Pero realmente no podía sonreír.
Solo podía tratar de parecer lo más normal posible.
Pero sus ojos hinchados y su apariencia cansada mostraban constantemente que no estaba bien.
Pero Simón actuó como si no viera nada: —Vamos a casa.
Él abrazó a su hija: —Pedí al sirviente de la casa que preparara tus platillos favoritos, debes haberlos extrañado mientras estabas en Estado Z, ¿verdad?
Estela d