La expresión de Rodrigo permaneció imperturbable.
Como si fuera un estanque de agua estancada.
Enganchó el pelo de Gabriela sobre sus dedos huesudos y delgados y dio vueltas y vueltas, "¿Cuál crees que sería un buen nombre para nuestro pequeño?"
Gabriela le devolvió una mirada.
Y no sabía en qué estaba pensando.
Ella no podía adivinar sus pensamientos.
Levantó una sonrisa, "¿Por qué me miras? ¿Es porque soy guapo?"
Gabriela no continuó la conversación, al fin y al cabo, Rodrigo se mostraba claramente reacio a hablar del tema, no recogiendo ni una sola palabra de la conversación.
"No es nada guapo, erea feo." Se puso seria.
Rodrigo la estrechó entre sus brazos y le cogió la barbilla, obligándola a mirarle, "Dime sinceramente."
Gabriela dijo, "Hablo con mi conciencia."
Rodrigo se acercó, "Dime, ¿Soy feo?"
Se quedó mirando la cara de Rodrigo, con los ojos desorbitados, centelleantes y brillantes; estaba bien definido, sus ojos eran profundos, su nariz alta y recta, y ninguno de sus rasgo