Capítulo 8

Nos fue difícil acostumbrarnos al nuevo barrio y aunque a mi padre le iba bien en su empleo y yo ya estaba laborando en la clínica, sin embargo los vecinos nos veían con mucha desconfianza, nos decían incluso, "los extranjeros" y permanecían distantes y temerosos de nosotros.

Esa mañana fui a comprar el pan para el desayuno. -¿Son nuevos en el barrio?-, me preguntó el hombre que estaba ateniendo a la fila. Me pareció un chico muy sencillo y encantador, atractivo y distendido. -Llegamos hace poco-, le dije arrugando coqueta mi naricita.

-¿Son europeos?-, estaba él encantado de mis pelos rubios, muy encendidos, y mis ojos celestes. -De Lituania-, mordí mi lengüita, aún más coqueta.

-Ahh, espero conocer algún día ese país-, me despachó una docena de panes, mantequilla y mortadela, también aceitunas que le encantaban a mi madre. -Estás invitado-, reí distendida.

-Entonces te voy a ver muy a menudo-, insistió él, encandilado conmigo.

-Por supuesto, soy Andrea, doctora en
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