Ivy naturalmente se sintió ofendida por la repentina reacción de Kenny, pero no se detuvo a responder y tomó su teléfono para echar un vistazo.

Con solo ver la foto, también sintió un profundo remordimiento, y suspiró: “Supongo que fui ingenua al pensar que solo las mujeres ignoran a los hombres un día y actúan amables al siguiente. Supongo que a los hombres también les pasa lo mismo… Don Albert debió de molestarse cuando le hablaste de Jacob y te pusiste un poco brusco, pero supuse que cada uno había tomado su propio camino”.

“Pero resulta que son como una pareja que se pelea y se reconcilió incluso antes de que se enfriara la cena. Bien para ellos, pero mal para nosotros…”.

El agravio de Kenny se apaciguó considerablemente al admitir con tanta sinceridad el error.

Así funcionaba la gente. Incluso si alguien estaba enfadado con otra persona que había cometido un error grave, si esta se disculpaba con franqueza y reflexionaba sinceramente sobre ello, la ira de la persona se calmarí