Cuando Charlie vio a Jacob entrar en la habitación con aire de arrogancia, supo que había vuelto a la Asociación de Caligrafía y Pintura.
Aun así, preguntó con una curiosidad fingida: “¿Pasó algo bueno, papá?”.
Jacob se rio entre dientes y dijo: “¡Pues sí! ¡Mi hijo, Don Albert es un hombre de verdad! Le acabas de pedir que hiciera algo con Kenny Bay esta tarde, ¡y ahora Kenny me ruega que vuelva!”.
“Para ser justos, ser jefe de departamento es mucho menos glamuroso que ser vicepresidente administrativo, pero supongo que es aceptable. Ya acepté presentarme a la asociación mañana también”.
Charlie asintió en silencio… Jacob era un incompetente, pero enviarlo fuera era mejor que tenerlo en casa todo el tiempo.
“Me alegro”, dijo él sonriendo. “Al menos no te aburrirás”.
Jacob asintió, emocionado al instante. “¡Dejé a Kenny atónito! Le dije sin rodeos que, ya que primero vivo en Thompson Primero, ¿por qué demonios me importaría quedarme en la Asociación de Caligrafía y Pintura? Se que