La voz del rubio atrajo la atención de todos al instante.
A pesar de su apariencia extranjera, hablaba oskiano con fluidez y caminaba con paso altivo, casi como si estuviera por encima del resto.
La expresión de Paul se tornó sombría al verlo y corrió hacia Charlie.
Aun así, antes de que Paul pudiera hablar, Charlie lo detuvo, frunciendo el ceño y diciendo: “a¿No crees que es inapropiado venir a lanzar ataques personales a la boda de otra persona?”.
El hombre claramente no conocía a Charlie, y no le preocupó, al ver que era joven.
Al resoplar con desdén, preguntó: “Debes ser de la familia del novio, ¿cierto? Por favor, dile que no se merece a mi cuñada”.
“Eso lo decide la feliz pareja”, replicó Charlie en voz baja. “Merecer a alguien no es un problema mientras ambos se amen”.
El hombre frunció los labios y miró fijamente a su alrededor. “Mira lo sencilla que es esta boda. No solo se eligió una ciudad modesta como la Colina Aurous… ¿hay alguna persona rica o importante entre los