Al fin y al cabo, ¡nadie querría tener un accidente con un coche de lujo que valía diez millones de dólares o más!
Si uno colisionaba con un coche de lujo caro por simple negligencia, uno tendría que asumir la responsabilidad. El límite de reclamación de uno a dos millones de dólares de su seguro de coche no sería suficiente.
Los conductores alrededor de Jacob cambiaron su actitud sobre su conducción lenta, y tan solo eso había satisfecho enormemente su vanidad.
Mientras conducía, se sentía como el rey de la carretera. Nunca había experimentado una superioridad tan inmensa.
Aunque le preguntaba a Charlie qué hacer con el coche, rezaba para sus adentros para que éste lo dejara conservarlo.
Antes de que Charlie pudiera decir algo, Elaine interrumpió con entusiasmo: “¡Charlie! El coche ya está aquí, ¡así que ya no debemos devolverlo!”.
Después de eso, trazó la línea dorada del cuerpo del Cullinan y dijo lastimosamente: “¡Nunca me he sentado en un Rolls-Royce en mi vida! ¡Míranos! Ll