A Jacob ni siquiera le importaron las miradas a su alrededor y llamó al Señor Bay de inmediato.

El Señor Bay ya se había ido a casa y estaba sentado en el sofá con su esposa, mirando su teléfono y esperando que Jacob llamara y exigiera una explicación.

El Señor Bay sabía que tenía que responder por esto y que si evitaba a Jacob, bien podría ser una confesión de que había engañado a Jacob.

Entonces, para evitar problemas innecesarios, decidió confesarse con Jacob.

Naturalmente, con confesarse, se refería a evadir la responsabilidad, como había sugerido su esposa.

Así que, al contestar la llamada de Jacob, inmediatamente suspiró avergonzado: “Hola, Jacob. Lo siento mucho…”.

Sin embargo, Jacob estaba tan furioso que empezó a gritar: “¡Señor Bay! ¡¿Me está tomando el pelo?! ¡Dijo que la carta de renuncia era más que una formalidad, pero la hizo pública! Entonces, todo lo que dijo sobre ayudarme fue solo una trampa, ¡¿no?! ¡Eres despreciable! ¡Y pensar que he sido tan bueno contigo, i