Dayana Berlusconi
Después de un rápido desayuno nos regresamos y no puedo evitar sentirme agradecida de volver, espero que la próxima vez que mire a esa señora sea cuando me case con el jefecito que me dejo en mi casa y se marchó sin mirar atrás hacia su lujo apartamento.
—Buenos días Charlie, —saludo cuando la puerta del ascensor se abre y esta él allí parado en espera de este.
—Dayana ¿Cómo estás?
—Bien ¿y tú? ¿Dónde está Arturo? —cuestiono al no verlo con su pequeño.
—Esta con mi madre… estaré viajando a Alemania por asuntos de mi familia paterna, ya que mi abuelo falleció hace meses y requieren mi presencia en la mansión, —pone los ojos en blanco.
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