EXTRA I. UNA RARA CRIATURA
NARRADORA
El cántico se escuchaba en el cuarto a media luz, preparado también como la guarida de lobos salvajes.
Solo que Katherine a penas podía mantener la forma de loba.
El pequeño cuerpo que había logrado transformar con magia, temblaba, contrayéndose con dolor para dar a luz a sus dos cachorros lycans.
Era por esta razón que muchos elementales morían en el pasado al dar a luz a seres sobrenaturales con instintos tan salvajes, los lycans, eran los más difíciles de gestar y de parir.
Gabrielle y Sigrid recitaban encantamientos, las runas alrededor de la cama brillaban con la magia revolviéndose en el aire.
Katherine no era tan poderosa como la estirpe de las Selenias, la ayudaban a mantener la transformación mágica en una loba y le daban de su energía para que lograra el proceso a salvo.
—Nena, tú puedes, Kath, ya están aquí, amor. Lo lamento, lo lamento por tanto dolor… —Elliot la abrazaba angustiado contra su pecho, convertido en su forma humana, sentado con las piernas abiertas