139. VIEJA CONOCIDA
CELINE
Ni siquiera me lo pensé para forzar el cambio, pero sorpresa, sorpresa, no podía convocar a mi loba Alfa.
“¡Mía!, ¡¿a qué carajo estás jugando?!”
“¡Parece que el látigo tiene algún encantamiento, Aaaggg! ¡NO PUEDO CAMBIAR!”
Mi loba rugía en mi interior, pateé como una burra a todos lados, luchando en el suelo por levantarme, pero los golpes, las patadas y los puños empezaron a llover sobre mi cuerpo.
— ¡Maldit4 vampira de mierd4, tú lo elegiste a las malas!
— ¡Arráncale la ropa, voy a disfrutar destrozándola!
— ¡Aagagrr, Aahahh! – mis garras se hundían en cualquiera que intentase inclinarse para desnudarme, pero pronto fueron agarradas por encima de mi cabeza, al igual que mis piernas abiertas.
Mi rostro volteó a un lado con una fuerte bofetada que casi me envía a la inconsciencia. Me mordí la lengua tragando más sangre al ser pateada en las costillas y el vientre.
El muslo donde el látigo se enredaba como una serpiente venenosa me estrangulaba más y más, pero resistiría hasta