—Señora Figueroa, no culpe a Mateo. Todo es culpa de esa Valentina que sabe muy bien cómo seducir a los hombres. Ahora, por ella, Mateo ni siquiera quiere casarse conmigo.
Katerina miró a Héctor, —Señor Celemín, disculpe por esta situación.
Héctor alzó una ceja, —Nuestras familias, los Celemín y los Figueroa, tienen un acuerdo matrimonial, pero si Mateo no desea casarse con Luciana, nosotros los Celemín tampoco vamos a forzarlo. Sin embargo, Luciana está enamorada de Mateo, ha puesto todo su corazón en él. Como padre, solo deseo que mi hija sea feliz.
Héctor miraba a Luciana con amor, como un padre que estaría dispuesto incluso a bajar las estrellas del cielo si su hija se lo pidiera.
Katerina asintió, —Señor Celemín, entiendo lo que quiere decir. No se preocupe, el acuerdo matrimonial entre nuestras familias no será anulado. Iré a conocer a esta Valentina.
...
Valentina había regresado a su Monte Mágico. Como ya tenía planeado volver a Francia, estaba resolviendo algunos asuntos pendi