Desde que se mudó de la mansión Figueroa, este era su nuevo hogar.
Mateo observó la cama de Valentina con las sábanas y almohadas perfectamente ordenadas, aunque notó un tirante blanco que había quedado sobre la cama después de su baño. Apartó la mirada y se giró hacia ella.
—Hoy golpeé a Gael porque... —Intentó explicar, pero él la interrumpió.
—Te envié a la Universidad Nacional para que estudiaras y te prepararas como médica. ¿Y qué estás haciendo? ¿Durmiendo en clase y peleando? No espero que seas tan brillante como Luciana, pero al menos no causes problemas. ¡Ahora los Zambrano quieren expulsarte! No siempre tendré tiempo para venir a arreglar tus desastres.
La ira que Mateo había contenido durante todo el camino finalmente explotó, descargándola sobre ella. Lo miró con resignación, sabiendo que él ni siquiera quería escuchar sus explicaciones. En su mente, ella era así de incompetente, imposible de comparar con Luciana. Era como si fuera una persona completamente diferente al hom