Una noche para recordar
El salón del banquete se había quedado en silencio, salvo por el suave crujido de las velas que aún parpadeaban sobre las mesas. Flor y Gabriel caminaban tomados de la mano, acompañados por las risas y los buenos deseos de sus familiares y amigos. La emoción de haber dicho "sí, acepto" seguía vibrando en sus corazones, pero ahora estaban solos. Ese momento era solo para ellos.
El hotel, un rincón cálido y acogedor del pueblo, había preparado una habitación especial para la pareja. Al abrir la puerta, Flor dejó escapar un pequeño suspiro. Cada detalle en la decoración parecía haber sido pensado con cuidado: las flores frescas perfumaban el ambiente, mientras que la luz tenue de las velas dibujaba sombras suaves sobre las paredes. Una botella de champaña esperaba junto a dos copas, acompañada por una bandeja de fresas y chocolates que completaban la escena.
Gabriel se volvió hacia Flor, observándola con ternura. Ella aún llevaba su vestido blanco, con el cabe