Capítulo 25
Un amanecer distinto
El amanecer se coló a través de las cortinas, anunciando un nuevo día. Me desperté lentamente, consciente del calor que me envolvía. Gabriel estaba a mi lado, aún dormido, y aunque su presencia debería haberme incomodado, no lo hizo. En su abrazo encontré algo que había creído perdido: paz.
Pero la calma no duró mucho. La puerta se abrió de golpe, y Rosa irrumpió en la habitación con una bandeja en las manos. "Buen día", dijo con un tono que no intentaba esconder su desaprobación. Al vernos abrazados, su expresión se endureció.
—¿Se levantan ya o prefieren seguir fingiendo que todo esto es normal? —espetó, dejando la bandeja sobre la cómoda con un golpe seco.
Me incorporé rápidamente, intentando ocultar el desconcierto. Gabriel se quedó inmóvil, como si aún procesara la situación. Decidí tomar las riendas.
—Señora Rosa, no se hubiera molestado —dije con una sonrisa amable, tomando una taza de café de la bandeja—. Gracias por el detalle.
Gabriel me mir