El Miedo es un Espejismo
El Miedo es un Espejismo
Por: andreseloycrespocabeza
Capitulo 1

Yo estaba sentado en un sofá muy amplio de la sala de mi casa, pensando en las actividades que tendríamos en mi parroquia, preguntándome que pondría de mis fuerzas y mis ganas para dar mi granito de arena en cada proyecto, hasta que algo extraño ocurrió: me pareció ver que una de las velas que adornaban un enorme y corroído bar casero se desprendía y caía al piso, volviéndose pedazos como si fuera una copa de cristal. Me acerco rápidamente para detallar tan atípico suceso, lo que más me extraño de esta situación es que las virutas de la parafina estaban calientes, aun cuando la vela estaba apagada, lo cual me sorprendió grandemente, pero no le di mucha importancia y me fui otra vez al mueble a seguir con mis faena.

Unos minutos después se repitió el mismo suceso, sin explicación alguna, ya que las ventanas que rodean los laterales de la casa y el bar estaban cerradas y la brisa no se sentía en lo absoluto, reviso y nuevamente la parafina estaba caliente, casi que a punto de derretirse, así que revise las bases del ruinoso bar buscando a ver si la base estaba desgastada.

Fue cuando me fije rápidamente en el espejo....

Era un diseño muy extraño para un bar; tenia los tipos enclaves para poner las botellas y los gabinetes para guardar las copas y demás enseres de cristal, pero justo en medio de los gabinetes y los enclaves estaba este espejo ¿Por qué debería tener un espejo un bar casero? ahora, a pesar de que ese destartalado mueble tenía ya quince año en la casa, me di cuente de lo particular de este detalle de diseño. Al fijarme en el espejo note que tenía algo extraño: aparte de que tenía un marco de bronce retorcido y con figuras de animales extraños que no identificaría con ninguno conocido, el reflejo tenía un aura extraña, es casi como si el reflejo tuviese vida propia, una bruma delicada pero muy inquietante rodeaba cualquier cosa que se reflejara, parecido a esos espejos trucados de algunos parques temáticos.

Me acerque y note que mi reflejo comenzó a brillar de manera inexplicable, como si la piel fuera diamante. De repente solté un grito de horror: los ojos y la boca se volvían de un negro intenso, casi como un vació absoluto que parecía no tener fin, así que me aparte y corrí rápidamente a mi cuarto, alejándome de tan aterradora visión.

Pasaron los días y no podía evitar pensar en aquel suceso, que se me había repetido varias veces en sueños, con variables siniestras donde el reflejo no solo se alteraba, se movía a voluntad y buscaba acercarse lentamente a mi solo para acercar sus pálidos y demacrados dedos en mi frente, momento en que despertaba de golpe. No sabía qué hacer, mi familia no creería nada del asunto, pensarían que fue un invento mío por las historias que veía en Internet, así que busque en la soledad de mi mente darle algún significado a todo esto, siendo esta búsqueda un fracaso rotundo.

Decidí olvidar el tema y enfocarme en las venideras actividades, aunque ahora las realizaría en mi cuarto, evitando así el desgastado bar y, 'por tanto el extraño espejo. Cuál fue mi sorpresa cuando de repente escuche un grito bastante agudo que decía mi nombre, parecía de mi madre así que corrí rápidamente a la sala, encontrando está vacía, pero algo estaba mal, estaba muy mal; voltee al espejo y vi el horror: mi reflejo pálido, corroído, con los ojos negros y los dedos alargados pero sin uñas hasta la cutícula me saludaba de una manera desquiciante, me acerque rápidamente y decidí, aun con mucho miedo, confrontarla, creo que lo que motivo ese atisbo de valentía fue el cansancio de no haber dormido bien los últimos días por las continuas pesadillas:

-Qui.. quien eres- tartamudee con mucho nerviosismo

-Soy tu- respondió con una voz ronca, pero muy similar a la mía

-Es imposible, yo no me veo así - dije totalmente consternado

-Tus ojos no ven como los míos, sé muy bien que quien está frente de mi es un reflejo vivo- contesto con una tranquilidad desconcertante

-Como dices eso si ni ojos tienes- dije un poco enojado

-Yo veo con ojos mas allá de tu comprensión-exclamo de manera pedagógica-por eso veo que somos tan parecidos

-Pero si eres un monstruo

-Te equivocas- dijo algo ofendido- así como me ves, te ves a ti mismo, así que tú también eres un monstruo

Decidí no hablar más e irme a mi cuarto; aunque la situación era inquietante, no podía dejar que me llevara a la locura, a pesar de lo ocurrido trascendía las barreras de la realidad, decidí dormir y hacer como que nada ocurrió, para no perturbar mí sueño tan convulsionado los últimos días.

Nada me preparo para lo que ocurriría dos días después...

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