"Y Wilson también." Dijo Tamia, pero no supe cómo responder. Porque Wilson fue el que le dio una cachetada cuando llegaron al Norte. A pesar de que lo regañe por eso, me preguntaba si Tamia lo habría perdonado.
"Está bien, amor. Me acuerdo de aquel golpe rompe-mandíbulas que le dio Theodore el día que llegamos, me alegro ver eso." Dijo riendo, así que me sentí aliviado.
"Él también, confío en él." Confesé y me besó la frente como diciendo que eso era tierno.
En ese momento, Marcel entró a mi oficina, seguido de Theo. Sabía que estaban ansiosos por saber sobre la conversación con Leo.
Avery y Linda también entraron, claramente buscabas a Tamia. A pesar de eso, ella permaneció sobre mi pierna y no quería que se moviera porque lo tenía tan duro como una piedra y estaba intentando mantener la calma, para no hacerle el amor. Su aroma cítrico era abrumador y por ahora estábamos tratando de esconder el hecho de que éramos compañeros destinados.
"¿Qué pasa con Gezel?" Preguntó Marcel.
"Primero