9. Los que dan una mano

Isaac se dejó caer en su sofá apenas cruzó la puerta de su departamento. La fiesta cóctel había acabado con un bonito discurso por parte del alcalde.

Él reconoció las valiosas contribuciones a la sociedad que —hombres como los que se encontraban reunidos en esa sala— hacían año tras año para mejorar la calidad de vida de los más desafortunados.

Patrañas.

Todo comenzaba y culminaba con los intereses económicos de los bastardos egoístas que alzaban sus copas con una sonrisa en los labios. Pues, jamás conseguirías cambiar el mundo si no te involucras lo suficiente en el proceso. Así que, ¿por qué no centrarse en las personas que orbitan a su alrededor, antes que firmar mes a mes un escueto cheque con destino incierto?

Isaac era consciente de los problemas personales en los que podría hallarse alguna de las personas que trabajaban bajo su cargo, es por esto, que un año después de inaugurar su compañía, armó un pequeño departamento especial, que tendría como único propósito el lidiar con
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