Lia esperaba paciente y en silencio, cuando Almer y su acompañante se retiraban, dándole una última mirada.
Estaba segura de que ahora mismo irían a su hotel a esperarla, pero se preocuparía de todo eso en el momento. Ahora tenía otros asuntos por el cual estar concentrada, y esa mirada penetrante solo hacía que sus nervios se desajustaran.
No debía tener miedo, aunque hubiese una mentira entre su nuevo jefe y ella, debía mantener la cabeza en alto, porque de alguna manera no era su mentira, y aquí estaba ayudando a una amiga. Además, ese hombre solo era su compañero laboral, en unos meses, solo recordaría este episodio, y estaba segura, que jamás tendría que ver en este mundo… en el mundo que había soñado por años.
—Señorita James…
Sus ojos se desviaron de la puerta por donde desapareció