El Hijo Desconocido del CEO
El Hijo Desconocido del CEO
Por: DarknessYFS
Prólogo

Cinco años antes. 

Decir que eras bailarina en un club nocturno era sinónimo de prostituta aparentemente. 

La mayoría de las personas creían que por tal razón vendías tu cuerpo, que dejabas que cualquiera te tocará y te rebajabas a cualquier tipo de hombre solo por dinero. 

Pero no era así, en los tres años que tenía trabajando como bailarina en el Middle Night, nunca había vendido mi cuerpo a nadie, nunca había permitido que ningún hombre se sobre pasara conmigo.

Hasta ese momento en el que me veía obligada a por primera vez en mi vida tener que vender mi cuerpo. 

—¿Estás lista? —cuestionó el hombre de cabello negro que no sobrepasaba los cuarenta y cinco años y aun permanecía joven. 

Asentí sintiendo mi corazón martillar con más velocidad en mi pecho. 

Definitivamente no estaba lista, pero debía aparentar que sí, pues no había vuelta atrás, el acuerdo había sido firmado y yo estaría a disposición de la persona que me había comprado esa noche. 

Mientras caminaba detrás del hombre las personas que habían acudido al baile de máscaras esa noche, se hacían a un lado para permitirnos pasar, y mientras, sus ojos se posaban en mi anatomía, con un vestido con abertura que dejaba ver mi traje de bailarina debajo, pero había sido totalmente intencional, ya que la abertura llegaba hasta mi cadera y hacia arriba era transparente dejando que el corsé del traje debajo se llevará el protagonismo con todos sus brillos. 

Despacio caminé detrás de él intentando calmar mi respiración y los latidos acelerados de mi corazón, pero era una tarea difícil, por lo que al final llegué hasta aquella puerta de madera doble sintiéndome igual o peor.

Cuando las puertas se abrieron él se hizo a un lado y no tuve más remedio que adentrarme en la habitación poco iluminada.

Las paredes del lugar se veían iluminadas por una luz roja tenue que permitía la visión, pero de una manera leve y apagada. 

Cuando las puertas se cerraron detrás de mí, me sobresalté un poco, pero pronto recuperé la compostura y comencé a dar los pasos necesarios para quedar en el centro. 

En una de las esquinas de la habitación estaba él, sin camisa y de espaldas a mí mostrando todos los tatuajes de su espalda y algo que reconocí como una cicatriz que iba desde su hombro derecho hasta casi el centro de su espalda. 

Este se veía musculoso, fuerte y su cabello era un poco largo rozando su nuca y a los lados parecía levemente recortado. 

Su aura era tan oscura y envolvente que simplemente no podía moverme de mi lugar, ni siquiera las palabras salían de mis labios, hasta que él decidió decir sus primeras palabras.

—Desnúdate —demandó con voz ronca. 

La lentitud con la que soltó la orden me dejó ida, hasta que pronto entendí su mandato y comencé a hacer descender la cremallera lateral de mi vestido para poder salir de él. 

Cuando se dio la vuelta solo mantenía el body con el que había bailado, pero él… él llevaba una máscara negra que cubría la parte de sus ojos y sus pantalones aún estaban en su lugar. 

Y mientras me observaba intensamente fue retirando su cinturón lentamente. 

Su rostro inexpresivo no se perdía nada mientras yo me retiraba el traje hasta quedar totalmente desnuda frente a él, expuesta, vulnerable.

Y aun cuando estaba mostrando todo de mí, ni siquiera un rasgo en su rostro cambió, permaneció totalmente inexpresivo. 

Pero de cierta forma lo prefería, pues después de esa noche lo único que recordaría serían sus ojos que parecían témpanos de hielo salidos del ártico y su rostro inexpresivo que no me dejaba saber que tan conforme con esta situación estaba.

Pero él había pagado y ese sería un detalle importante que olvidaría mientras me entregaba a él, porque lo hizo sentir de una manera tan real que dudé por un segundo si fingí disfrutar por el dinero o si realmente agradecí su intenso y ardiente toque aun cuando todo él parecía estar congelado. 

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