Cerró el juego, bostezó y se fue a preparar para dormir.
En ese momento, sintió una oleada de intenciones asesinas.
Se puso tenso y se acercó sigilosamente a la ventana, abriendo bruscamente las cortinas.
Vislumbró a alguien que saltaba desde el balcón del segundo piso y corría hacia la montaña.
James no lo dudó. Abrió la ventana y saltó, volvió a saltar cuando sus pies tocaron el balcón y aterrizó en el parapeto, e inmediatamente después saltó varios metros hasta la planta baja para perseguir a la otra persona.
James era rápido, pero la otra persona también lo era.
James comenzó a perseguirlo hasta la parte posterior del Monte Fuente del Dragón.
Delante de él había ahora un denso bosque.
James disminuyó la velocidad y avanzó con cautela, con los sentidos alerta mientras observaba a su alrededor.
Crac...
El viento soplaba, haciendo volar las hojas caídas y crujir las ramas de los árboles.
“¿Quién anda ahí? Muéstrate”.
Sonó la voz de James.
En ese momento, sacudió la cabeza