Sophie no le dio a James muchas sugerencias útiles.
Su único consejo fue que siguiera a su corazón.
James se sentó en el suelo y, casualmente, se quitó la máscara blanca y plateada que llevaba en la cara.
Permaneció sentado durante tres horas.
Finalmente, se puso de pie.
Sol podía caer y la provincia del Suroeste podía ser subyugada, pero el propio James no podía rendirse.
El Rey Elefante estaba en el Monte Mala.
Solo había una manera de resolver este desastre, y era matar al Rey Elefante. Al eliminarlo, el ejército de bestias se quedaría sin líder y se retiraría automáticamente de las ciudades humanas.
El único inconveniente para James era el hecho de que este plan expondría su identidad.
Exponer su identidad era un pequeño precio a pagar por tener la conciencia tranquila. No estaba dispuesto a dejar que millones de humanos cayeran en la ruina solo porque daba prioridad a ocultar su identidad.
Tras tomar su decisión, James sacó su teléfono y desplegó un mapa. Lo escaneó y en