Había pasado un año entero antes de que James obtuviera por fin noticias sobre Thea.
Independientemente de si la información de Cielo era correcta, al menos le daba a James un poco de esperanza.
Corrió hacia Cansington sin detenerse a recuperar el aliento.
Mientras tanto, los Callahan de Cansington estaban reunidos en su residencia mirando fijamente a Thea.
La Thea que tenían delante parecía tener solo dieciocho o diecinueve años. Tenía el cabello largo y negro, rasgos delicados y piel clara.
“Thea, ¿de verdad eres tú?”.
“Por fin volviste, Thea. ¿Qué pasó? Hace un año, James vino a Cansington buscándote. Luego, nunca volvió a aparecer, y tú tampoco. ¿A dónde fueron ustedes dos en el último año?”.
Los Callahan rodearon a Thea y la bombardearon a preguntas.
“¿James? ¿Quién es?”. El rostro inocente de Thea expresaba que no tenía ni idea de a qué se referían los que la rodeaban.
Ella continuó: “Por cierto, mis exámenes se acercan. Tengo que volver a mi habitación y estudiar. Ademá