La figura del guerrero demonio jefe temblaba mientras se apresuraba a responderle al Rey Tigre Blanco.

“¡Su Alteza! Se hacen llamar dioses sin secta. Traspasaron un territorio prohibido por accidente y me topé con ellos. Los traje aquí casi de inmediato”.

¿Oh?

La expresión del Rey Tigre Blanco se ensombreció mientras respondía con frialdad: “Bueno, solo mételos en el calabozo entonces”.

Su tono era firme, sin dejar lugar a represalias.

Era importante tener en cuenta que había un enorme secreto oculto en el territorio prohibido que nadie, ni siquiera estos dos dioses sin secta, podía conocer. Por lo tanto, lo mejor era matar a cualquiera que tuviera la más mínima posibilidad de saber algo.

“¡Entendido!”.

Bajo su orden, el guerrero demonio gritó en señal de reconocimiento antes de hacerles señas a sus subordinados para que se llevaran tanto a Darryl como a Espíritu de Nube para ser sentenciados.

¿Qué?

La figura de Espíritu de Nube temblaba de rabia, ya que apenas podía contener