Finalmente, Morticia se calmó y reprimió su ira cuando dijo: “Estoy diciendo la verdad. Tengo prisa por regresar a casa, así que, por favor, ¡piérdete!”.
Morticia lucía tranquila, pero su ira ardía en el fondo. ‘Como una de los doce Mártires Demoníacas, tengo una alta posición y autoridad. Pero ahora estoy siendo detenida e inspeccionada por unos cuantos soldados de la Región Divina. ¿Qué pensará la gente de mí?’.
Sin embargo, para proteger su identidad, lo soportó.
El soldado no pensaba dejarla ir y se burló: “No podrás volver hoy. ¡Síguenos para un interrogatorio!”.
Inmediatamente, el soldado extendió su mano para agarrar la muñeca de Morticia.
“¡Cómo te atreves!”. Morticia no pudo soportarlo más. Gritó y golpeó al soldado con su mano.
Morticia activó el Poder del Alma Demoníaca y golpeó al soldado a gran velocidad. Por donde pasaba la Palma de la Sombra, el aire se distorsionaba. Era aterrador.
El soldado no esperaba que la mujer atacara. Tampoco esperaba que ella activara su