Yvette no respondió ninguna de las preguntas de Gonggong.
“¡Maestra!”.
En ese momento, el Señor Kenny llamó a Yvette con impaciencia: “¡Rápido, mátela! Ella es la mariscal de Moana del Norte, nadie podrá detenernos después de que la mates”.
La voz del Señor Kenny estaba llena de desesperación.
Notó que Yvette había perdonado a Gonggong en sus ataques.
“¡Cierra la boca!”.
Yvette frunció el ceño con molestia mientras le rugía al Señor Kenny: “Si la mato o no, eso no depende de ti”. El Señor Kenny era demasiado molesto.
En ese momento, Gonggong se apresuró hacia adelante. Se abalanzó y le arrebató a Yvette su máscara.
Ella había sido distraída por el Señor Kenny y no pudo reaccionar a tiempo. Cuando la máscara fue desprendida, se revelaron sus exquisitos rasgos.
“Tú…”.
Yvette se sonrojó de ira. Miró a Gonggong con furia y se quedó sin palabras mientras su corazón se aceleraba.
¡C*rajo! Su identidad había sido expuesta. Darryl y la familia Carter tendrían que pagar el precio.
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