Dos ancianos estaban de pie detrás de ellos. Parecían tener alrededor de setenta años. Tenían puestos túnicas negras de estilo antiguo y llevaban el pelo recogido en un moño alto. Además, desprendían un aura dominante. Era como si hubieran viajado en el tiempo desde el pasado.

“Sí, ese soy yo. ¿Puedo saber de dónde vienen y cómo puedo ayudarlos?”, preguntó Darryl con confusión. Estaba seguro de que no los había visto en su vida. Debra y Jewel estaban igualmente confundidas.

“Ambos somos ancianos de la Secta del Héroe Oculto. Soy el Anciano Viento y él es el Anciano Fuego. Nuestra maestra de secta quiere conocerte, así que por favor ven con nosotros”, dijo el Anciano Viento mientras mantenía su mirada fija en Darryl. Su gélida voz no dejaba lugar a la negociación.

Darryl frunció el ceño y sonrió con amargura. “No sé quién es tu maestra de secta y, además, tengo asuntos más importantes que atender”, dijo él. Luego, se dio la vuelta para marcharse.

“¡Alto allí!”, gritó el Anciano Vie